sábado, 10 de octubre de 2009

Los amigos&El pegamento**

Antes de nada os advierto, cuidado con el pegamento con el que pegáis las relaciones. Si, habéis leído bien "pegar relaciones".

A veces, antes de hacer algo, te invade una sensación que te advierte de cómo va a suceder todo. Y la que tenía yo antes de coger el avión, esa era para confiar en ella.

Ya no me queda nada aquí. Sólo un par de personas y una ciudad llena de esquinas y calles que evocan en mi mente recuerdos de gente que ya no está ahi. Aunque dijeron que estarían, ya no están. Ni creo que tengan previsto estar. Los amigos son como el pegamento. Los buenos amigos son superglue, cuando te lo echas en las yemas de los dedos y las juntas, se quedan pegadas y cuesta la vida separarlas; pero los amigos sin más son como esos pegamentos que, al juntar las yemas se pegan, pero si las separas, se despegan fácilmente. Después si tardas poco en juntarlas de nuevo, vuelven a pegarse, pero menos, ahora si tardas...ya no se pegarán nunca más. Después de esto, podréis deducir que mi habilidad a la hora de utilizar este tipo de pegamentos es nula, siempre acabo con las manos pegadas entre ellas. Y la única manera de despegarlas es mordiendo la piel...y sabe a pegamento. Deducción nº2: Mi cabeza no está así por esnifar el pegamento...es por comérmelo. Pero no puedes culpar a tus amigos por ser un pegamento cualquiera tras tres años viviendo fuera. La vida sigue, eso lo sabemos todos. Pero es extraño que a la gente con la que has estado compartiendo momentos desde que tienes uso de razón (o en su defecto, desde el parvulario) no le sorprende lo más mínimo volver a verte tras mucho tiempo fuera. Y es aun peor descubrir que los amigos que pensabas que eran superglue, no lo eran y se desprenden de ti incluso más fácilmente que tus otros amigos. Aún el otro día estuve viendo en mi casa un DVD que recopilaba saludos de todos mis amigos y compañeros de curso. Lo grabó la que era mi mejor amiga. Y digo "era" porque dejó de hablarme por culpa de mi ex-novio. Pero lo más gracioso es que mis otras amigas dejaron de hacerlo también porque ella lo había hecho. No porque yo les hubiera hecho nada. Las conocía desde que tenía tres años, y tres años (y varias disculpas) después de que todo ocurriera, aún siguen sin dirigirme la palabra. Ellas ahora son las supercool y yo la cabrona que una vez les torció el gusto (eso no quita que yo sea supercool...ya sabéis todos que lo soy..jajajajaja). No se si es la ciudad (si lo es, tengo la suerte en el culo para escoger los sitios donde vivir) o soy yo, pero hoy en la marquesina del autobús, estaba hablando con una mujer mayor que me dijo que su marido, que había nacido en el centro de la ciudad y había tenido muchos amigos durante su vida, se había muerto hacía ya mes y medio, y que ninguno de todos esos amigos que tenía se había dignado a ir a su funeral. Eso es muy fuerte, por lo menos yo lo veo así.

Así que, a partir de ahora, procuraré utilizar superglue y no del normal. Me saldrá caro, pero creo que lo disfrutaré más y por más tiempo.

Y, para quitarme los restos que me quedan en la piel y el corazón del pegamento normal, bastarán unas cuantas cajas llenas de cosas que me recordarán lo que he vivido y tenido, y tirar de la puerta hasta cerrarla. Y comenzará un nuevo capítulo de mi vida, por fin.





And that will be it.

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