Pensad en cuando erais pequeños. Imaginad que pasais todos los días después del colegio por una tienda enorme de chuches en cuyo escaparate hay una piruleta enorme de colorines, como las de las películas. El primer día, tu intención es hacerle saber sutilmente a tu madre cuanto te gusta la piruleta para que te la compre. Al ver que no te hace caso, el segundo día decides decirselo a las claras. El tercero, casi se lo gritas. Después, se lo suplicas. En este punto, algunos sospechan que su madre tiene que tener algún tipo de superpoder. Otros deducen que no les quiere. Y tú, ingenuo y ansioso amigo, tú decides que todavía no lo has hecho todo por la piruleta. Así que juntas todas las técnicas ya probadas y añades el pataleo y el tirón de chaqueta. Cabe mencionar que en el 99.999% de los casos, tu madre te acaba soltando una galleta que te mueres. Príncipe, para ser más concretos, entra en la boca cual carta en un buzón de correos, e incluso más facilmente, porque no hay ocasión en la que yo no me tenga que tirar dos o tres minutos comprobando cúal es la ranura por la que hay que echar la carta. Porque la carta cuela por las dos, pero saco sólo hay uno, que yo lo he visto. Pero lo peor es cuando vas con prisa, levantas la cosa esa que tienen los buzones para tapar las ranuras (quiero conocer al hombre que sea capaz de meter un brazo por esas ranuras para coger las cartas. En serio, es algo que me intriga.)y echas la carta por donde no es. Pero claro, tú no sabes que te has equivocado hasta que tu madre te dice: "Pero no te he dicho que es por el de abajo?!Si es que no vales ni para echar una carta!!". Y a donde va esa carta ahora? Tiene que haber una tercera dimensión para todas las cartas echadas a los buzones por las ranuras de arriba. Si no, ya veréis como algún dia lo ponen en las noticias. Seguro que es donde están todas las cartas de los reyes magos.
Pero volviendo al tema de la piruleta, días y galletas más tarde, a tu madre se le acaba el paquete y la paciencia (que en este caso viene a ser lo mismo) y te dice que mañana te va a comprar la piruleta seguro. Al día siguiente sales del colegio con el alma en un puño, nervioso, hiperactivo. Tu madre te dice hola y tú, con los ojos como tomates y voz de maniaco asesino sólo dices "Piruletaaaa!!". Tu corazón late cada vez más fuerte a medida que te acercas a la tienda de chuches. Llegas. Te falla la respiración. Te pones morado. El corazón se te para. Ahora verde. En el escaparate ya no está la superpiruleta. Tu madre entra a la tienda y tú te quedas paralizado fuera (ahora cambias a amarillo). No entiendes qué hace una Hannah Montana de cartón presidiendo un escaparate lleno de huevos de pascua. Tu madre sale con una bolsa. Recuperas esperanzas, que se desvanecen cuando distingues caramelos masticables Mix (que tú piensas: "pues puestos a comprar caramelos, por lo menos que sean de los que no saben a goma de borrar, mamá") y le dices: "Mamá...esto no son piruletas...dónde está la piruleta?". Y con un aire vengativo, te responde: "Era de plástico. Y si les pones palillos de los dientes son lo mismo, y aún encima te sirve para limpiarte los dientes". Ella ya lo sabía. Las madres disfrutan haciéndonos sufrir. Pero...
Continuará...algún día de estos...o no...depende...
Esta noche en el Sumo casi nos la cuelan. Es una putada que Piedrahita sea Piedrahita y que sea tan dificil sustituirlo, verdad?
viernes, 24 de julio de 2009
piruletas&cartas&reydelascosaspequeñas**
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Quiero felicitarte por tus relatos. Escribes muy bien, con mucho ritmo y agilidad, además de que tienes mucha imaginación, que pones siempre al servicio de historias muy próximas, lo que da muchísima más vida a lo que cuentas. Enhorabuena. Sigue así, persevera y seguro que llegarás lejos.
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